Page 11 - boletin AFP-24 2023 JUNIO
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A. F. P.
incluso a no comercializar sus “productos hasta que estos no alcanzaban el grado de
perfección que él mismo se implantaba, lo que hoy conocemos como control de calidad
perfecto.
Con el estallido de la Segunda Guerra
Mundial, al igual que otros conflictos bélicos o no, las
obras de arte y los sellos se convierten en refugio de
quienes quieren ocultar dinero que no pueden justificar
por su dudosa procedencia y de esos otros que
desgraciadamente necesitaban llevar valores fáciles de
transportar por toda Europa mientras buscaban refugio
para salvar sus vidas. La guerra supuso el despegue y
auge del negocio de Sperati pero también consigue que
se descubrieran sus actividades delictivas.
Siendo el 6 de febrero de 1942, Jean Sperati, despachó, por correo, un paquete
desde la Francia ocupada con destino a Portugal, si percatarse de los controles impuestos
por el conflicto bélico, los Censores de turno al inspeccionar el envío encontraron con
planchas de sellos antiguos y pasaron el aviso a la Aduana francesa quien le impuso una
multa millonaria por evadir del país valores sin declarar. En su defensa Sperati alegó que no
eran sellos auténticos sino “Imitaciones artísticas” sin valor comercial.
Cuando varios reputados expertos filatélicos fueron consultados, declararon
que los planchas eran auténticas y de gran valor. Nuestro protagonista, para demostrar que
lo que decía era cierto, se vio obligado a entregar otras de sus falsificaciones. El juicio se
prolongó hasta después de la guerra. Sperati se vio libre de la acusación de tráfico de
valores no declarados, pero fue condenado por falsificación. La condena le eximió de la
cárcel con una multa de 25.000 francos de la época, lo que no era desmesurado. Pero la
sentencia dañó su credibilidad y la de su negocio. El “mundillo” filatélico dejó de fiarse de él,
a pesar de haber ganado sendas demandas por difamación contra dos periódicos galos.
Ante el “acoso” de los filatelistas cambio sus
objetivos mercantiles e intentó trasladar su actividad a
Gran Bretaña. Su vida dio un sorprendente vuelco pues la
decisión de conllevó que entonces recibiera una
sorprendente oferta, la entonces todopoderosa BPA
(British Philatelic Association) se asustó de las posibles
consecuencias que supondría que Sperati recalara en el
mercado filatélico británico y le propuso un trato, que al
más puro estilo de “El Padrino”, no se podía rechazar.
Nuestro ya no tan joven Giovanni recibiría la increíble
cantidad de 20.000 libras esterlinas, a cambio de olvidar
su afición por falsificarlo casi todo. El acuerdo se firmó en
1954, cuando Sperati cumplía los 70, murió tres años
después en Aix-le-Bains (Francia). El material de Sperati
era considerado tan peligroso que la Asociación Británica
decidió proteger la filatelia comprando todo su "stock" y
bloques de impresión.
A modo de anécdota se dice que justo antes
de morir enseñó a sus familiares varios sellos que había
falsificado,
sin ninguna intención comercial, por mera diversión, lo que pone en entredicho si rompió o
no su acuerdo con la BPA. Probablemente Sperati aceptó el acuerdo no tanto por la
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